lunes, 19 de marzo de 2012

¿Qué tal si todo se hace de una manera diferente?




Están ocurriendo transformaciones profundas que influyen en la vida cotidiana, tanto en la manera de hacer las cosas, como en las de relacionarnos. En el documental “Los saberes libres”, realizado en el 2011 por el canal Telemedellín y dirigido por Luis Mesa, se expresa que estos cambios están transformando la forma de realizar las cosas, de valorar las ideas, las personas y de entender nuestro lugar en un mundo nuevo que está aún por definirse.




Estos cambios se comportan de una manera acelerada. El docente Mauricio Vásquez en el documental dice que es una revolución social, que afecta la forma de producir, de comunicar, de aprender y de enseñar. Es una revolución que hace que siempre estemos conectados. Se habla de colectivos, de trabajo en equipo, de innovación, colaboración y creatividad.

Los colegios hacen parte de esta revolución. Me llama la atención que sean los colegios de los barrios de la periferia de Medellín los primeros en experimentar y promover las nuevas formas de crear. Algo supremamente positivo. Los colegios privados o por lo menos del que yo hice parte algún día, se concentra más en las matemáticas y el inglés y deja de lado el arte, la innovación y la creatividad.

En cambio en la Institución Educativa Loyola, del norte de Medellín, se preocupan más por estos cambios. Educan no viendo los errores de los estudiantes sino sus logros y adaptándose al modelo usado en algunas partes de Estados Unidos y Europa, el modelo denominado “Tecnoacademia”.

Como lo expresó un profesor un martes en clase de 6 de la mañana, ¿qué tal si no nos evaluaran lo malo si no lo bueno? Pues yo estoy de acuerdo con él. Creo que todo cambiaría, el conocimiento de los estudiantes no se limitaría a un examen o a un trabajo si no que se convertiría en un aprendizaje significativo. Lo mismo ocurriría en las calles, si se usan maneras diferentes e innovadoras de imponer una regla.

Volviendo al tema. El colegio Loyola, por ejemplo, está ubicado en un barrio que ni siquiera hace parte del mapa de la ciudad. Pero sus estudiantes acompañados de docentes, están construyendo su propia cartografía, un nuevo mapa que marca su comunidad. El profesor en este punto, no es el dueño del conocimiento, es el guía de unos estudiantes que desean experimentar y edificar sus conocimientos para un bien común.

Esto entre otras muchas cosas permite el intercambio, la colaboración y el surgimiento de ideas que llevan a la planeación y realización de un proyecto, que se acomoda a las exigencias de la actualidad y revoluciona en menos o mayor medida el mundo que se está definiendo.



Compartiendo información


En el documental se habla de los hackers como personas que promueven la libertad de expresión, la innovación y la descentralización de la información. Además de compartir sus conocimientos para mejorar herramientas digitales o transformar dispositivos electrónicos. En el imaginario colectivo está que estas personas se dedican  a robar información de los bancos o del estado. Yo también creía lo mismo. Pero con la explicación entendí que los crackers, son los piratas informáticos que usan sus conocimientos técnicos para realizar hechos al margen de la legalidad.

Y que los hacktivistas por su parte, ponen a disposición a todos los usuarios de la red, información de procesos políticos y sociales. Con los objetivos de participar activamente, promover y mantener internet como una plataforma libre, neutral y democrática.

Ahora esta tarea se complica un poco, con la Ley Sopa (Stop Online Piracy Act)la concepción de derechos de autor y propiedad intelectual ha restringido mucho el “compartir” en la red.  Pero el colectivo creador de contenidos para la  web no acepta la restricción y cada día genera  formas de rechazo para dar a conocer que ya la red pertenece a "todos". 


En el lugar de los niños


Expedición al conocimiento Arte y Cultura 2011
Los niños siempre se están preguntando por el mundo que ven, escuchan y experimentan. Las preguntas son la base fundamental para que ellos sepan qué, quiénes son y cómo son las cosas del nuevo espacio por conocer. Así que no debemos dejar esta linda práctica. Como lo insinúa el documental, se debe dudar todos los días y  buscar soluciones en todas las áreas posibles.

Para mi esta es la mejor forma de construir conocimientos. La Universidad de los Niños, de la Universidad EAFIT, por ejemplo, por medio de las preguntas que hacen los niños, el equipo de este programa conformado por organizadores, estudiantes y docentes investigadores, los acercan con el saber científico e investigativo de una manera divertida y experimental.

Estoy segura que así se genera un aprendizaje mucho más significativo, colectivo y que despierta la imaginación.



Retornando al documental


Expedición al conocimiento Arte y Cultura 2011

Los sonidos, son los que le dan sentido a esta historia, una creación de la imaginación, de la experimentación y la generación de nuevos aprendizajes.

Un aprendizaje colectivo que permite el intercambio, la colaboración y el surgimiento de  ideas innovadoras. Ya el conocimiento no viene solo de un individuo para muchos.

Es así como el documental expone los cambios que se están produciendo y que cambiaran la manera de hacerlas cosas, de relacionarnos y comunicarnos, de aprender y enseñar, de vivir “una revolución en la vida cotidiana, que hace que en todos los entornos, en todos los espacios estemos conectados con tecnologías digitales o que nos pueden complicar la vida o la puede facilitar”.

Ciberespacio, nueva forma de mirar el presente



“Un mundo virtual para la inteligencia colectiva puede estar también tan cargado de cultura, de belleza, de espíritu y de saber como un templo griego, una catedral gótica, un palacio florentino, la enciclopedia de Diderot y d’Alambert o la constitución de Estados Unidos”. (Lévy, 2004, pág 3).

Tomada de Madridmasd blog
El ciberespacio es un nuevo medio de comunicación y de pensamiento que explora nuevas formas de lenguaje, de relación social y de conocimiento.

La explicación que da Pierre Lévy al ciberespacio de William Gibson llamó mi atención. El escritor de ciencia ficción estadounidense se refirió a él término en su novela “Neuromancer” en 1984, según lo cita Lévy, así: “el universo de las redes numéricas como lugar de encuentros y de aventuras, meollo de conflictos mundiales, nueva frontera económica y cultural”.

¿Por qué llamó mi atención? Porque, el mundo virtual en el que nos movemos en la actualidad no es más que esto, un intercambio de sentimientos, pensamientos y situaciones; de maneras de relacionarse, un espacio en donde se acortan las distancias y un medio por donde circulan acontecimientos políticos, económicos y culturales.




Las nuevas formas de conocimiento y de relación que el autor sugiere no se limitan a una lista, puesto que son muchas las formas que se han creado para interactuar en este nuevo mundo. Los videojuegos, las herramientas que permiten trabajar en grupo, la vida artificial, programas neuromiméticos, el hipertexto, etc (Lévy, 2004, pág 3). 

Somos seres hipertextuales. La información que circula por este medio es imparable, ilimitada e interconectada. No solo podemos leer, también podemos publicar, interactuar y relacionarnos con personas que se encuentran a kilómetros de nosotros, algo inimaginable hace unos 30 años.  Este mundo “lleva consigo maneras de percibir, de sentir, de recordarse, de trabajar, de jugar y de estar juntos. Es una arquitectura de interior, un sistema inacabado de los equipamientos colectivos de la inteligencia, una ciudad giratoria con techos de signos”(Lévy,2004, pág 4) 

Tomada de  www.libros.org.es
El ciberespacio supone desplazar otras formas de comunicación. Pero en mi percepción no del todo es así. Por ejemplo, la cuestión de la desaparición de los libros impresos por los digitales. A mi modo de ver, esto no es tan sencillo, pues así el mundo virtual avance cada día, ofreciéndonos nuevas formas de ver y percibir las cosas, lo impreso sigue vigente para aquel que busque comodidad al leer.  Pero claro está, mientras más interactivo sean las cosas más nos llaman la atención, entonces posiblemente en las generaciones venideras será más atractivo estas nuevas formas de leer que las clásicas.

Pierre Lévy  apela a la situación que en este momento está en cuestión, el autor y la obra. Antes el autor, el artista creaban su obra, los espectadores eran observadores de aquella creación. El sistema funcionaba así: emisor-mensaje-receptor. Ahora, el sistema se encuentra abierto, estableciendo nuevas formas de comunicación y creación.  Abierto en el sentido de la interacción. “Se traerán sus manifestaciones a momentos, a lugares, a dinámicas colectivas, pero no más a personas. Es un arte sin firma” (Lévy, 2004, pág. 6).

Ese colectivo creador sin firma construye, imagina, explora, transforma poco a poco el lenguaje sin darse cuenta, sin saberlo, sin siquiera imaginarlo. La interactividad facilita hacerlo. En un ciberespacio donde no existen fronteras. Percibimos,  interpretamos, aceptamos y difundimos contenidos ¿de quién? No se sabe. 

Sin duda alguna  “el humano va inmediatamente más allá de todo nicho, el humano vive en una Tierra que él elabora y reelabora constantemente con sus lenguajes, sus instrumentos y edificios sociales complicados y sutiles donde no deja de implicar al cosmos” (Lévy, 2004, pág 10).

Una serie de transformaciones que van construyendo historia, dejando huella y reformando el mundo. Pero que no solo son físicas sino también, como define el autor este campo, de espacios afectivos (espacios de significación), que se crean con la interacción con el otro (Lévy, 2004, pág 16).

Y una vez establecidas esas relaciones con el otro, consigo mismo, con el lenguaje y el cosmos se genera un espacio de conocimiento y aprendizaje.