viernes, 6 de abril de 2012

Inmersa en una revolución

Fotografía de Lina María Arroyave Ceballos



1993 un año en el que ocurrieron diversos hechos políticos, sociales, económicos y culturales. Un año de continuidad para la violencia en Colombia  que estaba a cargo del Cartel de Medellín. Un año en el que nació una futura nativa digital.

El 3 de febrero de 1993 nació Lina María Arroyave Ceballos, una bebe que apenas podía mover sus manos y sus pies por sí sola. Una criatura que no se sabía que pensaba, que sentía y mucho menos que sería en el futuro.

Después de jugar en la calle, muñecas y ver caricaturas como Vaca y Pollito, Johnny Bravo, Las chicas superpoderosas, Es tan Raven, Aventuras en pañales, Rocket Power, Los castores cascarrabias, entre muchos otros. Encontró un mundo que se estaba construyendo y que crecería junto a ella.

Tomada de Pulso informático blog 
Para hacer sus tareas de la escuela visitaba un vagón de tren verde, estrecho y con olor a papel, la biblioteca de su barrio. Su constante compañera de estudio. De allí, después de mirar y leer muchos libros encontraba lo que buscaba. Hasta que un día encontró un nuevo compañero de viaje, un aparato blanco, grande y barrigón, un computador. Las largas horas en la biblioteca pasaron a ser largas horas frente a una pantalla, aquel vagón quedó atrás. 


Para conectarse a internet tenía que esperar unos cuantos minutos; el teléfono quedaba con un pito que aturdía cada vez que se levantaba la bocina, era inevitable saber que alguien estaba conectado. Cuando entraba una llamada se emitía un pequeño grito “ay no, se cayó el internet” y volvía a jugar la larga o corta espera.

Esta nueva experiencia le ayudaba a consultar sus tareas, a hablar con sus amigos y a realizar sus trabajos más rápidamente. Ya no tenía que copiar a mano y lo que esto implicaba, medir márgenes y hacer una guía de reglones para no torcerse en esa hoja en blanco.  El nuevo aparato facilitaba su vida, copiar, pegar y hundir unas pequeñas teclas lentamente que seguían sus órdenes para copiar lo que deseaba.

Fotografía de Lina María Arroyave Ceballos
Poco a poco todo fue cambiando sin darse cuenta. Ya el aparato blanco y grande se convirtió en una delgada pantalla negra y la espera para la conexión a internet en un segundo sin pito aturdidor. Además la paciencia se le fue acortando, puesto que antes debía esperar el tiempo que fuese necesario para que apareciese en la página web la información y ahora si tarda más de 60 segundos para aparecer abandona la página y pasa a otra.

El cambio se fue dando sin darse cuenta, todo en su cabeza se fue naturalizando. Dos puntos y un paréntesis que cierra dejaron de ser solo signos de puntuación y pasaron a ser una carita feliz. Con el Messenger empezó en ella un cambio en el lenguaje, que se fue naturalizado inmediatamente. Chateando se usaban un sin fin de emoticones y Lina y sus interlocutores sabían que significaban sin necesidad de preguntar.

Todos estos cambios no pararon allí. En el 2006 sus compañeros del colegio empezaron a hablar de una plataforma llamada Hi5 que permitía comentar, subir fotos, entre otras actividades.

Esta red social fue la primera para ella, luego siguió Sonico y por ultimo Facebook y Twitter. Estas redes sociales le construyeron una identidad digital y una red de amigos o más bien de seguidores que comparten diariamente lo que piensan, hacen y son.


Lina está inmersa sin ser consciente de ello en una revolución digital

Un poco más teóricos


“Somos si estamos en alguna red, somos si enviamos o no mails, somos si tenemos esta identidad virtual que vamos configurando todo el tiempo”. Una definición perfecta, dada por Ana Clara Lavalle en el lanzamiento del libro de Alejandro Piscitelli  "Nativos Digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de participación",  para caracterizarse y caracterizar a los  nativos digitales de la actualidad.

Nativos que crean un mundo indispensable, donde comparten gustos e ideologías. Un lugar donde se construyen relaciones o se destruyen. Un lugar que sirve de compañero, amigo o amante. Un lugar donde se convoca a muchas personas a una fiesta, una reunión de cualquier índole, a ser parte de una comunidad, etc. Un lugar por definirse, un lugar enconstante cambio. 

Las redes sociales son sin duda un espacio de esparcimiento que ayudan a los usuarios a definir lo que son, lo que quieren y el como quieren que los vean los demás.  No todos se comportan igual. Algunos solo las usan para ver lo que publican los otros, otros para publicar su vida, sus momentos, sus pensamientos y sus relaciones.

Ana Clara en el lanzamiento del libro de Piscitelli trata de definirse como nativa digital y en esa búsqueda encuentra que al tratar de hallar respuestas en la red se define a sí misma. Eso es ella, una nativa digital que hace muchas cosas a la vez: descarga imágenes, ve videos, busca definiciones, escucha música, viaja, comparte, envía, recibe. Toda una nativa multifacética.

Piscitelli la define como polialfabetizada (hiper competente) porque ella al igual que Lina y que muchos jóvenes que tomaron la decisión o no de pertenecer a esta revolución histórica,  son capaces de vivir en el mundo analógico y en el digital sin problema. Porque viven en un mundo y entre personas, como lo manifiesta Piscitelli, “que aprenden a preguntar y tener una estructura de pensamiento diferente”.

Una revolución que re estructuro los medios de comunicación y cambió el papel del receptor de noticias, por ejemplo, puesto que ya no solo puede ver lo que muestran los medios sino que puede construir la noticia. “Hoy los diarios y la televisión están levantando noticias que salen en blogs y que escriben personas en cualquier lugar del mundo. (…). Apareció, digamos, el periodismo ciudadano” (Piscitelli).


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